El inicio deportivo de 1974 no fue el esperado por Carlos Alberto Reutemann que afrontaba su tercera temporada en el campeonato mundial de Fórmula 1, y que no podía consolidar con un gran resultado final el rendimiento del flamante Brabham BT44 diseñado por el sudafricano Gordon Murray, y que se mostró competitivo en los Grandes Premios de Argentina (13 de enero) y Brasil (27 de enero), como también lo hizo en las pruebas sin puntos en Brasilia (3 de febrero) y Brands Hatch (Carrera de los Campeones el 17 de marzo), liderando en cada carrera pero sin poder llegar a la bandera de cuadros por cuestiones mecánicas y un despiste.
La (mala) suerte cambió el sábado 30 de marzo, cuando el argentino pudo concretar el esquivo primer triunfo puntuable (había ganado en San Pablo ’72 sin puntos) en la pista de Kyalami, escenario del Gran Premio de Sudáfrica, tras otra soberbia prestación del coche para transitar sin complicaciones el circuito que además se ubica a 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar, y abriendo así la cuenta personal de la docena de triunfos continuó marcando con Ferrari y Williams, posteriormente.
“Después de las carreras de Argentina y Brasil de 1974, algunos de nosotros fuimos a Sudáfrica a realizar pruebas antes del GP allí. Las pruebas de esa semana demostraron que el BT44 diseñado por Gordon Murray era muy ágil en el sector opuesto de la pista y muy rápido en la recta principal”, reflexionaba Reutemann sobre los preparativos a la carrera.
Vale recordar que durante esas jornadas de prácticas se produjo el accidente que le costó la vida al estadounidense Peter Revson (su familia era la dueña de la empresa Revlon) al despistarse en la curva Barbeque y al colisionar contra el guardrail su Shadow volcó y tomó fuego. “Pensar que momentos antes habíamos estado compartiendo piscina y jugando tenis”, reflexionaba el “Lole”.
Con la puesta a punto definida por el santafesino, se esperó par la actividad oficial. En clasificación, la pole fue de Niki Lauda con la Ferrari 312 T2, quien registró 1m16s58 para cubrir los 4.104 metros a 192,928 Km/h., escoltado a 5/100 por el brasileño Carlos Pace (Surtees) y a 0s22 por el Iso (Williams) del italiano Arturo Merzario; Reutemann quedó cuarto a 23/100 seguido por el McLaren del campeón mundial Emerson Fittipaldi a 0s24 y, por quien lideraba provisionalmente el certamen, el suizo Gian Claudio Regazzoni, compañero de Lauda, a 0s27.
“Después de la clasificación, Ecclestone me dio una agradable sorpresa: iba a utilizar para la carrera un Cosworth DFV nuevo, recién recibido de Northampton, algo incomparable para un piloto cuando ve un motor flamante. Había algo especial en ellos”, señaló Reutemann sobre el motor Nº150 que desarrollaba la firma fundada por Peter Costin y Keith Duckworth para preparar los V8 de F1 con la base de motores Ford; el argentino también usó en Argentina un “0Km”, el “154”.
Como fue su costumbre, Reutemann siempre se dedicó a preparar meticulosamente el plan de carrera y para ello además de la puesta a punto de chasis se completaba con la elección del mejor compuesto de neumáticos para disputarla. “En las mañanas de las carreras siempre había dudas sobre qué compuesto de neumáticos utilizar. Para evitar preguntas uno de los técnicos de Goodyear, Bert Baldwin, tenía una marioneta en su camisa con los números de los compuestos recomendados”, recordaba el argentino sobre las referencias que tomaban los pilotos antes de la carrera sobre 78 vueltas.
El Gran Premio se puso en marcha con Lauda encabezando la formación hasta la primera curva de Kyalami, pero ya con Reutemann y Regazzoni asediándolo. El blanco Brabham Nº7 estaba rodeado por las rojas Ferrari. El “trencito” de los tres mantenía en vilo al público, en tanto se distanciaban del resto del pelotón. “Mi coche fue muy rápido. El BT44 literalmente volaba. Lauda tomó la delantera al principio y yo me quedé muy cerca hasta que en el décimo giro lo superé y me alejé para conseguir mi primera victoria en el campeonato mundial”, repasó el santafesino sobre cómo elaboró su triunfo tras 28 competencias desde su debut en Argentina ’72.
Una vez que Reutemann pasó a liderar la prueba fue tomando distancias, y controló a Lauda sin problemas a pesar de notar una vibración en el tren delantero, producto de la degradación del caucho. “Faltando diez vueltas noté algunas vibraciones en el tren delantero, lo que me ha preocupó”, analizó Reutemann, que se mantuvo firme mientras el austríaco abandonaba a cinco giros del final, y así los escoltas en el podio fueron el francés Jean-Pierre Beltoise, con BRM, y la gloria del motociclismo Mike Hailwood, conduciendo un McLaren.
El festejo no fue solo para el argentino. También fue el primero para Bernie Ecclestone como propietario de un team de Fórmula 1 y nada menos que de Brabham, escuadra que había obtenido la última victoria con su mentor Sir Jack en el mismo circuito cercano a Johannesburgo, cuatro años antes.
¿PELIGRÓ EL PRIMER TRIUNFO DE REUTEMANN EN FÓRMULA 1?
Esa primera victoria de Carlos Alberto Reutemann en el Gran Premio de Sudáfrica de 1974 tuvo un momento de dudas para confirmar el resultado oficial, debido a que se produjo una controversia en la verificación técnica cuando el Brabham fue al pesaje y los comisarios técnicos objetaron los kilos del auto, considerando que estaba por debajo de lo que marcaba el reglamento (575 Kg), ante lo cual se elevaría un informe al colegio de comisarios deportivos para su desclasificación.
La situación no prosperó debido a la presencia de Rafael Sierra, quien en representación del Automóvil Club Argentino fue designado por la FIA para integrar el colegiado del GP sudafricano y aclaró los puntos reglamentarios para evitar la sanción a Reutemann y el equipo Brabham. “El auto tenía dos tanques de agua de 15 litros cada uno, supuestamente para refrigerar los frenos. Al revisarlos, se detectó que ambos tanques estaban con muy poco líquido y esto hacía al auto más liviano, pudiendo favorecer sus prestaciones”, rememoró el ingeniero en una nota que le concedió años más tarde a la publicación “Ruedas Clásicas”.
“En ese momento me puse muy firme, invocando el reglamento que decía que el auto debía pesarse en condiciones de carrera, incluyendo todos sus líquidos, con lo cual una vez rellenados esos tanques, el auto quedaba por encima del peso mínimo. Después de deliberar entre los tres jueces, finalmente convalidamos la victoria de Reutemann y su Brabham, la cual en un momento estuvo en peligro porque estaban listos para proclamarlo ganador a Beltoise”, señalaba.
Con su habitual didáctica y sentido del humor, el Ing. Sierra (quien falleciera en 2020) se refería a cómo se enteró el “Lole” sobre aquella situación en los boxes sudafricanos: “Algunos años más tarde le conté a Reutemann de este episodio, que él mismo desconocía, y le dije que me debía un Gran Premio. Su primer Gran Premio”.
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