Si Gustavo Lema soñó una carrera ideal, seguramente tenia características similares a las de este fin de semana de Turismo Carretera en el Autódromo de Toay, en La Pampa.
La cuarta fecha se esperaba con ansiedad por público y por todo el ambiente del automovilismo nacional, por el marco de la despedida de uno de sus hijos pródigos: Guillermo Ortelli, quien se subía por última vez a un auto en una carrera oficial, para luego continuar con su labor entro del equipo JP Carrera. Ese detalle, ya era suficiente expectativa para Lema, pero el domingo pampeano le tendría un regalo especial preparado para él y su estructura.
«El automovilismo te da revancha. A veces tarda más, a veces menos, pero uno trabaja para tenerla. Tuve la suerte que este año se me está dando todo rápido. Ojalá que mantengamos este nivel; vamos a trabajar para eso. Por sobre todas las cosas les quiero dedicar esto a todos los mecánicos».
«Cuando empecé en el automovilismo, construí un auto de carreras y mi familia, mi padre, creyeron que era para mí; casi me matan. Solo soñaba con ganar una carrera de Turismo Carretera, era todo mi anhelo. Ahora vivo todo esto y no sé por qué Dios me lo regala a mí», confesó Lema.
El cierre de la cita en Toay fue a toda orquesta, con el festejo en lo más alto del podio con los tres integrantes de su equipo. Agustín Canapino logró un destacado triunfo y por detrás cruzó la meta su compañero, el balcarceño Santiago Mangoni, reeditando el 1-2 que habían conseguido en Concepción del Uruguay. A ellos se sumó el Rey de Salto Guillermo Ortelli, como homenaje en su despedida.
«Es increíble que un monstruo como Ortelli me haya dado campeonatos, que se despida acá, en mi equipo, que siga trabajando conmigo mi amigo y mi ídolo», reconoció el Director del equipo con base en la localidad de Banfield.
