Un 23 de septiembre como hoy, pero de 1984, nos dejaba físicamente uno de los hombres que marcó su sello en la historia del Turismo Carretera: Octavio Justo Suárez. El «Gordo Bueno», como le decían con cariño los más allegados, nació un 6 de septiembre de 1932 en la localidad de Lomas de Zamora. Desde joven, se involucró de lleno en el automovilismo.
Incursionó por primera vez en el Turismo de Carretera como acompañante de Juan Conde Baviera en las Mil Millas Argentinas. Y en 1966, debutó como piloto junto a su hermano Pedro como acompañante en la Vuelta de Olavarría, a bordo de un Ford.
Dos años más tarde, Suárez se subió a una Dodge para no dejar nunca más la marca de la penta estrella hasta el momento de su deceso. Casi tres años más tarde, el 13 de mayo de 1973, llegaría la primera victoria en la Vuelta de Salto, con un promedio superior a los 226 km/h. En total fueron cinco victorias, diecisiete series y una etapa de Gran Premio para el «Gordo» en el Turismo Carretera.
Un año después de aquella primera alegría en la categoría de sus amores, Octavio Suárez fue electo para ejercer la presidencia de la Asociación Corredores de Turismo Carretera en un momento muy delicado. Con la misma sensatez que caracterizó su conducción, ejerció la presidencia ininterrumpidamente durante diez años hasta su fallecimiento en la Vuelta de Benito Juárez.
Con motivo del 40° aniversario de aquella infausta jornada, se ha impuesto con su nombre, Octavio Justo Suárez, al solar ubicado entre Avenida Hipólito Yrigoyen al 5.700, Coronel Lugones, De la Cruz y acceso a 29 de septiembre, en la localidad de Remedios de Escalada, con un acto al cual asistió su hermano Pedro, con quien conformó el recordado binomio «Hermanos Suárez» con la Dodge de TC, familiares y allegados.