Pocas veces vimos en el automovilismo semejante cúmulo de errores y desprolijidades de parte de las autoridades deportivas de una competencia. Los pilotos y equipos argentinos quedaron sorprendidos ante tamaños desatinos. Y las autoridades del TCR Sudamericano ya elevaron una nota a CODASUR y la CBA.
Lo que pasó en el autódromo de Velocitta, Brasil, en la Carrera 2 del TCR South America asombró y preocupó a todos. Es que se vivieron varios momentos de peligro durante su desarrollo por gruesos errores del Director de la Prueba, de los Comisarios Deportivos e inclusive de varios oficiales de pista.
Todo comenzó cuando el santiagueño Franco Farina abrió la puerta de su Peugeot 308 en la largada porque tenía inconvenientes con el embrague. Una situación que se vio claramente por las cámaras de la TV y duró 15 segundos, pero ninguna autoridad se percató de ello y pusieron en marcha la carrera. Fue tan notable, y durante tanto tiempo el gesto de Farina, que varios pilotos (Bia Figueiredo, Pedro Aizza y José Manuel Sapag) no se movieron esperando que el procedimiento de largada se aborte, aunque increíblemente la orden de partida se impartió como si nada. En medio de esa situación se produjeron varios toques y el cordobés Juan Ángel Rosso terminó con su Honda dañado debiendo abandonar.
Luego se produjo otra situación más grave aún. Tras un toque entre los brasileños Junqueira y Casagrande, el Cupra del equipo W2 Pro GP quedó detenido en el centro de la pista y los vehículos de rescate ingresaron en su auxilio, pero nunca se neutralizó la competencia. De ese modo, con una camioneta y dos personas actuando de a pie, el pelotón de punta pasó por el lugar en carrera, inclusive con los punteros disputándose las posiciones. No sucedió nada grave de milagro.
Poco después salió el AS a la pista, aunque lo hizo detrás del pelotón y fue superando a toda la fila india. Hacía tiempo que no veía un descontrol semejante. Un alto grado de situaciones peligrosas por una impericia muy notoria y tan manifiesta que todos quedaron incrédulos ante lo que estaban viendo. De hecho, los propios directores de equipos brasileños se sintieron tan mal por lo que estaba pasando en su país que aún sin ser responsables pidieron disculpas a los argentinos.
Quedó claro que las autoridades deportivas brasileñas no estuvieron a la altura para controlar una carrera internacional. Habían sido designados por la CBA (Confederación Brasileña de Automovilismo) que acostumbra a poner gente de cada región del país según dónde se corra. Seguramente la CODASUR (Confederación Deportiva Automovilística Sudamericana) que fiscaliza el TCR Sudamericano deberá colocar personas más preparadas y no dejar librado al fiscalizador local la designación de autoridades.
El mismo domingo la categoría elevó una nota a la CODASUR y a la CBA por el perjuicio que provocaron los severos errores cometidos en Velocitta. Afortunadamente no hubo que lamentar situaciones más serias, pero no debería repetirse nunca más.