El 3 de marzo de 1963 sucedió una de las tragedias del Turismo Carretera más salientes, en el camino denominado ‘de los chilenos’ en cercanías de Olavaríra. Juan Gálvez, el de mayor cantidad de triunfos y coronas conseguidas en el TC no podía con el descontrolado vehículo que a la hora de frenar antes de una curva y contra curva voló, despidiendo en uno de sus vuelcos al piloto. Se apagó la vida de Juan ese día, en el incidente que dejó -milagrosamente- al acompañante Raúl Cottet con varios golpes pero ileso.
Por siempre quedan los recuerdos de quienes, compartiendo sus años de competición, destacaban el cuidadoso manejo, delicado y sin maltratos al medio mecánico que conocía como a una extensión de su propio cuerpo. Sus 9 títulos de campeonato y las 56 victorias siguen siendo un récord en el Turismo Carretera.
Del libro titulado «Juan Gálvez»:
El avión que transmitía la carrera descendió para auxiliar a Juan, que ya se encontraba sin vida, y lo trasladó hasta el Hospital de Olavarría. La trasmisión de Julio Ricardo, el encargado de relatar desde el avión, en directo, los hechos preocupó a los a que seguían los acontecimientos en todos los rincones del país. Oscar, que descansaba en Miramar, le pidió a Pepe Martins que lo llevara hasta Olavarría. «No me gusta nada lo que está pasando. Si abandonó, ¿para qué bajan los aviones?», le comentó a Pepe. Todas las radios del país recibieron la increíble noticia, pero hubo una que no era cualquiera y era la que escuchaba Mery. La conmoción convulsionó aquella casaquinta de Juan José Olaechea, y Mery no quiso escuchar más la transmisión. Los tres nos reunimos a solas en el living y, como pudo, nos contó lo que había sucedido con papá. Poco después le pidió a Raúl Magua que la llevara desde Adrogué hasta la casa en Flores, donde la esperaba el doctor Giampietro para acercarle algún medicamento que ayudara en los primeros momentos. Poco tiempo después llegaría toda la familia junto a una nutrida multitud, que no encontraba consuelo con las noticias. Este es el fin de la historia, de la más increíble historia que alguien pudo desarrollar sobre un auto de carreras. Desde aquel debut en el año 1941 hasta ese 1963 se desarrolló la más impresionante estadística que la imaginación pueda soñar. Continúan pasando los años y su leyenda sigue viva, despertando asombros y sorpresas. ¡Juan ha muerto!, es cierto, pero a partir de este momento su alma vivirá por siempre en este libro. Cada vez que alguien lo abra, él pondrá en marcha su cupé y llevará al lector a dar una vuelta por su increíble historia. Esto lo mantendrá con vida por siempre.
Ricardo Gálvez, hijo de Juan.
El recuerdo de la Comisión Directiva de la ACTC:
Porque estás siempre presente; porque en cada auto te vemos como preparador; porque en cada largada palpitamos un nuevo triunfo; porque en cada curva parece que vas más rápido que todos; porque, simplemente sos Juan Gálvez. El Juan Gálvez que demostraba en cada carrera su manejo de excelencia, su visión de los tiempos y cuanta obra maestra había sobre los “fierros”. Pero también estaba el hombre abajo de la máquina, buscando unir a todos, para que pilotos, acompañantes y mecánicos fueran respetados y reconocidos. Y así nació la Asociación Corredores Turismo Carretera. Diste a luz, nada más y nada menos, que al hogar de la categoría más popular, más longeva y más importante del automovilismo argentino. Aunque pasaron 61 años de aquel 3 de marzo de 1963, para la gran familia nacional del Turismo Carretera estás y estarás siempre presente: ¡Juan inmortal!
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«JUAN GÁLVEZ. EL CAMPEÓN ETERNO»
Como cada año, todos los 3 de marzo se realiza el permanente homenaje a su figura en el Recinto de los Notables, en el cementerio del barrio porteño de Chacarita, a partir de la hora 11:00.
