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Recuerdo: A 41 años de la «desobediencia» carioca de Reutemann

El 29 de marzo de 1981, se corrió bajo la lluvia el Gran Premio de Brasil, en Río de Janeiro, con un aplastante dominio del "Lole", quien ganó a pesar de una orden desde boxes para dejar pasar a Jones.
Cartel "Jones-Reut" Brasil 1981

La estela de agua que esparcía el Williams FW07-C Nº2 de Carlos Alberto Reutemann en el ya inexistente circuito brasileño de Jacarepagua, dejaba divisar apenas al otro coche del equipo de Frank Williams, el Nº1 del campeón mundial de F1, Alan Jones, quien intentaba mantenerse bajo los siete segundos que por clausula contractual le permitía tener «prioridad» para que el argentino le cediera la posición como había ocurrido en Long Beach, la fecha anterior.

El «Lole», quien había realizado una notable largada y se afirmó en el liderazgo del GP brasileño, como lo había hecho tres años antes con la Ferrari 312 T2, fue marcando referencias sobre su «compañero» y en un tándem perfecto ambas unidades diseñadas por Patrick Head, fueron recorriendo cada vuelta de los 5.031 metros del trazado instalado en Barra da Tijuça, Río de Janeiro, con una superioridad notable ante el resto de las máquinas.

Lejos, y muy retrasado, había quedado el local Nelson Piquet, quien había logrado la pole con el novedoso sistema de suspensiones hidroneumáticas que Gordon Murray había instalado en los Brabham BT49-C y que ante la prohibición del efecto suelo, suplía bajando el auto y permitía transitar con mayor velocidad las curvas, aprovechando un punto gris del reglamento, recuperando la altura de los 6cm de despeje mínimo al regresar a boxes.

Una vez que se apagó el semáforo, las ruedas del Brabham quedaron patinando en el agua (Piquet quiso imitar lo hecho por Reutemann en Sudáfrica, largando con gomas lisas) y rápidamente se fue perdiendo en el pelotón. El argentino, en tanto movió perfecto desde el segundo lugar, y tomó una considerable distancia sobre el Arrows de Riccardo Patrese en los metros iniciales, hasta que este perdió el lugar con Jones. Los tres habían sido también protagonistas en el callejero de la Costa Oeste americana, 15 días antes.

Y allí fue Jones, intentando acortar la diferencia con el santafesino, quien controlaba con su estilo cuando lideraba una competencia, marcando vueltas rápidas y otras cuidando el auto. Con ello, las diferencias en la pista fluctuaban entre los 3 y 5 segundos, mientras que en el box de Williams iniciaban las deliberaciones sobre aplicar la orden de equipo.

Tras varios minutos, llegó la orden y en el giro 55 fue Jeff Hazell, quien era mánager del equipo, el que mostró por primera vez el famoso y recordado cartel «JONES-REUT» al argentino… y luego, fue Charles Stuart, quien separó ambos nombres para «no haya dudas» sobre la decisión del team, durante las siguientes tres vueltas, pero Reutemann seguía indiferente en la pista y por si fuera poco ampliaba las diferencias y se dirigía a su 11ª victoria en F1, y la tercera en tierras brasileñas.

A partir de ello, la situación interna en el equipo quedó quebrada, y la relación con Jones inexistente por el resto del año. «A partir de hoy, Carlos es un rival más. Creí que había visto el cartel; pero dice que no lo vio. A partir de ahora Reutemann es para mí lo que correr contra Piquet, (Gilles) Villeneuve o (Jacques) Laffite«, declaró al concluir la carrera el australiano, quien si bien saludó al «Lole» no fue al podio, en donde sí estuvo el argentino, escoltado por Patrese.

«A Jones no lo vi nunca. Tampoco vi el cartel. Tenía empañado el visor. La carrera fue difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error«, declaró entonces Reutemann, explicando su «desobediencia» y el inicio de la pugna interna con su compañero en el resto del campeonato, el cual pelearía hasta el cierre en Las Vegas, con Piquet precisamente, quien se lo ganó por un punto.

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