Durante dos décadas, el vínculo entre el apellido Satriano y la marca Chevrolet fue sinónimo de velocidad, potencia, triunfos y disputas por la corona de Turismo Carretera que finalmente sellaron, con Emilio en el volante y Pablo en la preparación, en la temporada de 1990.
Desde sus primeras carreras se gestó un idilio con el público y en especial con los seguidores de Chevrolet, quienes reconocen a los hermanos Satriano como fieles escuderos del «moño» durante toda la campaña que desarrollaron en TC entre 1980 y 2000.
Ahora, la «herencia» la continúa Christian, hijo de Pablo, quien prepara, arma y desarrolla los impulsores en el mismo taller chivilcoyano, y que retomó la senda del triunfo con Chevrolet el último domingo con Juan Pablo Alberti, en la fecha inaugural de TC Pista Mouras.
«Le agradezco a Juan Stupiello que confió en nosotros para que le armemos sus motores en el taller de avenida Suárez y los banqueamos en el suyo. Así que es un buen comienzo de año«, le confió Christian Satriano a Campeones tras concretar la victoria con Alberti, que integra el RUS Med Team.