Pablo Ortega partió del lado externo la final de Clase 2 en La Pedrera y rápidamente saltó a la punta tras cambiarle la trayectoria a Facundo Bustos, quien largaba desde la mejor posición. Sin embargo, al momento de ingresar en la difícil curva dos, el tucumano perdió el control del Fiat y la parte trasera ‘casi’ impacta contra el muro, pero una brusca aceleración logró que el Argo color rojo saliera de esa dramática situación.
La escuela del zonal
Al igual que muchos pilotos del automovilismo nacional, Ortega comenzó en categorías zonales de su provincia o cercanas a la misma: «Empecé corriendo en el autódromo de Salta y ahí es todo subida o bajada, por lo que lo primero que aprendés es que cuando se te pone de costado el auto, tenés que acelerarlo a fondo».
Aplicó la fórmula y salió bien, pero sintió más que adrenalina: «Sí tenía otro bóxer en ese momento, me lo tenía que cambiar también», expresó quien participa, además, en la Clase 2 del Turismo santafesino.