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Aniversario: El vuelo eterno del «Aguilucho»

Sigue perdurando en la memoria de quienes lo vieron correr aquellos épicos Grandes Premios de TC, con su Ford, y compartieron momentos únicos luego de su retiro.
Oscar Alfredo Gálvez

De repente el cielo se entristeció. Del radiante Sol que había amanecido aquél sábado 16 de diciembre de 1989, sobre el mediodía pesadas nubes cubrieron el cielo de Buenos Aires y comenzaron a descargar una fuerte lluvia cuál llanto y lamento por la triste noticia. Había fallecido Oscar Alfredo Gálvez, a los 76 años.

Por el «Aguilucho», no sólo el automovilismo sino la sociedad deportiva argentina estuvo de luto ese día. Se había apagado la vida de uno de los referentes de la historia del deporte nacional. Uno de los últimos ídolos que habían cimentado la actividad motor de nuestro país.

En ese 1989, Oscar había asistido al mejor -y reconocido- homenaje que se le hizo: llamar al Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires con su nombre. Ocurrió en febrero, con una caravana que empezó en Plaza de Mayo y luego recorrió por Avenida de Mayo, Rivadavia y General Paz, culminando en el podio de la tribuna oficial, rodeado del afecto de su público, sin distinción de marcas.

Él fue hombre del óvalo y de Turismo Carretera de toda la vida, y sigue siéndolo en la actualidad, porque decir Gálvez es decir Ford, y su apellido es sinónimo de TC, categoría que eligió con su hermano Juan para acumular triunfos y campeonatos en nuestros caminos y descartando correr en el exterior con los monopostos, tras haber sido el primer argentino en vencer en las Temporadas Internacionales que organizaba el ACA, ante los ases europeos en los bosques de Palermo el 6 de febrero de 1949, con un Alfa Romeo 3.800.

Oscar y Juan Gálvez

Dicen que murió, pero el «Aguilucho» (aquél apodo con el que lo bautizó el periodista Pedro Fiore) sigue surcando su alma en cada taller en donde se arme y prepare un auto de carrera, para salir y transitar los circuitos velozmente con el objetivo de recibir la bandera de cuadros. Su recuerdo perdura en la memoria de quienes lo vieron correr aquellos épicos Grandes Premios de Turismo Carretera con su Ford, y compartieron momentos únicos luego de su retiro.

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