En la tarde del viernes 29 de diciembre, se conoció la noticia sobre el fallecimiento de Gil de Ferran, piloto nacido en París en 1967 y nacionalizado brasileño; su deceso se produjo durante una competencia en la cual participaba con su hijo Luke en la pista Opa-Locka de Florida, en Estados Unidos, donde residía.
Quien confirmó la noticia fue su amigo Tony Kanaan a la agencia The Associated Press que de Ferran aparentemente se descompensó mientras conducía y al detener su auto en los boxes manifestó que no sentía bien, y sufriendo un infarto y falleciendo posteriormente cuando era atendido por paramédicos.
“Era uno de mis mejores amigos. Crecimos juntos y en fechas recientes colaboramos en McLaren”, declaró un acongojado Kanaan. “Al comienzo de este año, él fue un mentor y me ayudó. Perdí a un amigo muy querido. Estoy devastado. Tengo que decir que él se fue al estilo de Gil, conduciendo un auto de carreras. Si pudiera elegir una forma de irme, optaría por eso”, concluyó el brasileño.
De Ferran se inició en el karting, inspirado en Emerson Fittipaldi; fue campeón de F3 Británica en 1992 y luego desarrolló su dilatada campaña en Estados Unidos corriendo en las distintas versiones de Champ Car, CART e IndyCar, siendo esta en donde, además de ser campeón en 2000 y 2001, logró su máximo galardón al vencer en las 500 millas de Indianapolis 2003, con un Dallara Toyota del equipo de Roger Penske.
Además, en 2000, había logrado establecer el récord de velocidad en una pista cuando en el óvalo de California marcó en la clasificación 241,428 millas (388,54 kilómetros) por hora, para transitar en la vuelta y ser el piloto más veloz del mundo en la historia.
También compitió en la serie American Le Mans entre 2008 y 2009, consiguiendo cinco victorias en LMP1, y la australiana Repco Supercars en 2011, marcando esta divisional su retiro como piloto. Este año, McLaren lo había contactado para ser consultor tras su función de director deportivo en la edición de 2019 de Indy500, asistiendo a Fernando Alonso, quien no clasificó.
Su desaparición física generó una congoja generalizada del ambiente automovilístico internacional, que envió sus condolencias a su viuda Angela, a su hija Ana y a su hijo Luke.