Durante 23 años, los autos de la categoría turismo, desde los Standard hasta la reglamentación TN, alternaban sus competencias entre las pistas y los caminos, ofreciendo una interesante variedad de desafíos para «equiparar» el estilo de manejo en cada terreno para los pilotos que, en algunos casos, pasaban de los autódromos a dominar en los tramos de llanura y montañas sobre los experimentados de dilatada trayectoria en los Grandes Premios.
Todo eso se concluyó cuando el Automóvil Club Argentino pudo sobreponerse a la crisis y enfrentamiento por el poder deportivo con la Confederación Argentina de Automovilismo Deportivo (CADAD), y reflotó a la Comisión Deportiva Automovilística (CDA) para que retome su rol de fiscalizadora en nuestro país, determinando que a partir del 1° de enero de 1980 las carreras de Turismo Nacional se disputarán únicamente en circuitos, y en los caminos abiertos se reservaba la participación para los autos de la novel categoría Rally, y que tuvo su «luz verde» tras las dos ediciones de la Vuelta de la América del Sur, en 1978 y 1979.
De esta manera, el 1° y 2 marzo de 1980 se llevó a cabo la primera competencia del Campeonato de Rally Argentino (conocido entonces como Rally Nacional), con el 2° Rally de San Luis, con la participación de equipos oficiales y varios nombres que se fueron forjando en los sectores cronometrados de la prueba puntana, que tuvo un recorrido total de 917,305 kilómetros, dividido dos etapas: San Luis – Merlo de 349 Km. y Merlo – San Luis de 568 Km., en la cual tomaron parte 58 vehículos dividos en Clase B (hasta 1.600 cm³) y Clase C (hasta 2.000 cm³)
Para el equipo Peugeot no fue un rally fácil. Durante los días previos Carlos Garro, Francisco Alcuaz y Joaquín Chehede estaban realizando el reconocimiento y relevando la hoja de ruta, y sufrieron un accidente en el cual el «Pájaro» sufrió lesiones en una pierna que lo marginaron de la carrera y debió ser reemplazado por Néstor Jesús García Veiga; Alcuaz, en cambio, si bien tuvo algunos golpes pudo competir y Chehede resultó ileso.
En la Clase B, la victoria fue para Héctor Angelini, con un Fiat 128 alistado por Jorge Spinetto y navegado por Juan Zaninovich, aventajando al mendocino Roberto Patti por 4m44s, tras una rotunda labor en la segunda etapa y ante el retraso de Ernesto Mario Soto (Renault 12) quien había encabezado la clasificación al llegar a Merlo, pero en el último día tuvo tres pinchaduras que lo marginaron del primer triunfo del Rally Argentino, pero que a fin de temporada se calzó la corona de campeón, junto a Alcuaz.
«Nosotros no corríamos con hoja de ruta, sino directo con el roadbook. En esa carrera, hubo un pedido para que levantara en el último prime y que gane Soto. Me ofrecieron quinientos pesos de entonces, que era el equivalente a lo que le pagaban a un navegante como Del Buono«, recordó «Chori» Angelini sobre aquella competencia y primera victoria en la historia, y que también fue para Jorge Soljan como preparador, fundador del equipo Maquin Parts Racing, a nivel nacional.
A pesar de tener algunos dolores por el choque mencionado, el piloto de Brandsen (Buenos Aires), «Pancho» Alcuaz abrió la lista de ganadores junto a su navegante Gabriel Griwieniec (hoy integrante de la técnica de TN) tras imponerse en la segunda etapa y con ello aventajar por 1m03s al «Nene» García Veiga, quien había liderado en la primera jornada. Tercero se clasificó Gabriel Raies (Fiat 125) quien con el tiempo será uno de los referentes de la especialidad con 16 cetros de campeón en diversas clases y con varias marcas.
Tras este inicio, la actividad no se detuvo y fue recorriendo de punta a punta el territorio argentino, y si bien en la región central del país su actividad es intensa sus competencias se reparten en los caminos de llanura y de montaña, con notables pilotos y navegantes que se han proyectado al ámbito internacional y aportado su experiencia.
Fotos Archivo Campeones / Héctor Angelini / Raúl Bellido / Alcuaz.blogspot.com /
