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El Chevrolet de Morresi que tuvo vida en el Procar

Adrián Ciocci, Presidente de la categoría, y una historia muy especial con uno de los autos emblemáticos del TC.

Referirse a Osvaldo Morresi es hablar de idolatría, fanatismo y Chevrolet, en el caso de que uno tuviera que resumir al piloto de San Pedro.

Los Ciocci, con papá Enrique y sus hijos Adrián y Diego, se auto reconocen hinchas del ‘Moño’ y fieles seguidores del automovilismo. De hecho, Enrique, fue el fundador de la categoría que hoy preside Adrián y que tiene un gran seguimiento del público por su esencia del «viejo TC»: el Procar 4000.

La relación nació a fines de octubre de 1992, cuando en la Base Aérea de Morón de disputó la decimotercera fecha del campeonato de Turismo Carretera. Ese fin de semana el «Pato» era uno de los grandes candidatos al triunfo, luego de haber tenido una buena clasificación (2º) y ganar la serie más veloz. Lamentablemente, el sanpedrino iba a abandonar prematuramente tras la rotura del embrague a escasos metros de la largada. Al instante apareció Roberto Caparello, quien llevaba la misma decoración en su Chevy, y no pudo esquivarlo, por lo que la unidad de Morresi quedó destruida.

¿Qué sucedió? Carlos Limido, chasista del Pato, le sugirió armar un auto completamente nuevo, ya que iba a llevar el mismo tiempo que poner en condiciones al coche golpeado. El equipo lo desarmó por completo y allí nace la historia: tanto el casco como la jaula se la regalaron a Enrique Ciocci.

«La restauramos y la hicimos nueva para correr en el Procar, donde gané carreras y peleé campeonatos en la Clase A. Con el paso de los años el auto quedó desactualizado y decidimos armarla tal cual la tenía el Pato, para exhibirla en distintos eventos», contó Adrián en «El Arranque» por Campeones Radio (lunes a viernes a las 10hs).

 

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