En la emisión del programa Campeones Indy de esta semana, Oscar Castellano se brindó a una charla con Carlos Alberto Legnani (H) en la que habló de su admiración por las 500 Millas de Indianapolis y reconoció que en Lobería supo correr en un óvalo entre los años 1968 y 1969. «Corríamos en un óvalo, en el que ponías tercera marcha y no la sacabas más. A fondo toda la vuelta, derrapando”, reconoció.
Además de su pasión por el Turismo Carretera, donde supo ser campeón a fines de la década de 1980, «El Pincho» ha demostrado ser un apasionado por la tradicional carrera de la IndyCar, tal vez por aquella experiencia que tuvo de joven en el circuito oval de su terruño natal. “Es impactante ver a la Indy, digno de ver la ceremonia previa, los autos, todo ese show que arman los americanos es impresionante. Yo no sé si es más la Indy o la F1, pero creo que es una disputa entre las dos”.
Castellano contó que más que la mecánica, al estar cerca de esos autos, lo que despertó mayormente su asombro fue la aerodinámica de las máquinas de la categoría americana y destacó los avances tecnológicos que alcanzan los equipos. “Es una expresión de la mecánica puesta al servicio de la velocidad pura. Me ha pasado de estar al lado de uno de estos autos y ver elementos que no puedo reconocer, porque estoy muy lejos de una realidad tecnológica que es altísimo. Llama mucho la atención para los que nos gusta la mecánica”.
“Desde afuera te das cuenta que el piloto está exigido al 100 por 100, apenas tiene tiempo de relajarse un `poquitín` en alguna recta. Si tiene transito inmediato, no se va a poder relajar jamás. Para el físico es tremendamente exigente”.
Con respecto a la experiencia que adquirió Agustín Canapino luego de un año transitado en la categoría y con el buen desempeño plasmado en las Indy 500 de 2023, expresó que “Agustín va a estar mucho mejor para esta edición. El año pasado `Canapa´ tuvo que afrontar una problemática inmensa con una exigencia física a la que él no estaba acostumbrado. Ahora, después de un año, estará mejor físicamente, pero la carrera es otra `historieta´”.
Uno de los referentes más importantes del Turismo Carretera, se animó a trazar un paralelo entre el folklore de las carreras de la máxima categoría argentina, con lo que pudo vivenciar en Indianapolis: «La cantidad de gente en las tribunas es impresionante y la gente acampa al mejor estilo del TC, con la casa rodante, las camionetas, las carpas. Los dueños de casas y predios de los alrededores alquilan el lugar. Todo te impacta”.
Por último reflexionó al respecto del valor que tiene ser el ganador de las 500 Millas de Indianapolis: “Terminar la carrera en punta es para pocos. Podes tener el talento, el auto, pero las circunstancias de carrera son tan disimiles y difíciles que aun teniendo todo no se logra”.
