Luego de ser excluido del sprint de la primera fecha del TC 2000 que se disputó el día sábado, por una anomalía en el combustible que contenía el Chevrolet Cruze, Bernardo Llaver logró subirse al podio en la primera final del año.
El equipo pudo solucionar un inconveniente que presentó el embrague del Chevrolet del mendocino durante la prueba de Tanques Llenos, pero a la hora de largar se le dificultó accionarlo de manera ideal y eso complicó su partida. “Tenía un embrague distinto al que estoy acostumbrado y largué bastante mal. Siempre largo bien, pero ahora solté el embrague y me quedó más largo de lo normal”.
A pesar mover de manera incómoda, Llaver logró posicionarse, pero un nuevo dolor de cabeza surgió ante el roce con Leonel Pernía (Renault) que rompió el piso de su auto. “En la curva uno pasé por arriba del piano y al volver él me deja el auto puesto. Eso me rompió el piso y me frenaba en las rectas. A partir de ahí fue todo muy difícil”.
Tras el paso del tandilense, Llaver tuvo que lidiar con el ataque de su coterráneo Julián Santero (Toyota), quien lo relegó en una maniobra “bastante arriesgada”, que “esta vez le salió, pero no siempre le van a salir bien”, según la mirada de Berni, que aclaró: “Somos amigos, pero fuera de la pista”.
El último escollo con el que tuvo que lidiar para llegar al podio fue Facundo Ardusso (Honda), sumado a la sorpresa de que sin hacer uso de los “push to pass”, éstos desaparecieron del tablero. “Él cometió un par de errores y yo me pude acercar de nuevo. Quise utilizar los push que me quedaban, que eran tres y de pronto miro y desaparecieron dos no sé dónde. Tenía tres y nunca más lo accioné. Son cosas que hay que revisar”.