Ciudad fierrera por excelencia, con tradición de automovilismo y donde los domingo todavía se viven de manera diferente por las carreras de autos. Así es Lobería, donde respiran pasión por el ruido de los motores, desde las competencias zonales hasta el mismísimo Turismo Carretera.
La recorrida por los talleres o algunas peñas siguen formando parte del folklore, el que a nivel zonal tuvo su auge en los 60 y 70 con las Cafeteras y Mar y Sierras. En los 80 fue todo de “Pincho” Castellano, el que le dio a la ciudad 3 títulos de TC y momentos mágicos dentro del deporte motor.
José María “Pepe” Río fue el primero en incursionar dentro del Turismo Carretera, loberense que disputó 7 competencias entre 1957 y 1959, acelerando una coupé Ford.
La gloria llegó con Castellano, y a la par otros esforzados volantes de la ciudad que también tuvieron su paso por el TC: Francisco Altuna, Miguel Ceirano, Ricardo Moreno y Raúl Fernández.
Mariano Altuna devolvió a Lobería a lo más alto del automovilismo nacional, ganando en TC2000 (todavía conserva el record de ser el vencedor más joven de la categoría en Trelew 1999 con 17 años), Top Race y Turismo Carretera, llegando a ser subcampeón.
La irrupción de Jonatan Castellano le dio a la ciudad el título de TC Pista, y el año pasado la consagración en la Clase 3 del Turismo Nacional, donde también se destacó Jerónimo Teti con un auto armado totalmente en Lobería, allí también se alista el de Joel Gassmann.
En esta temporada Castellano lució el “1” en el Cruze de TN, y siguió siendo competitivo con su Dodge en Turismo Carretera, preparada en el taller ubicado sobre la Ruta 227, donde también se alistó el vehículo de Marcelo Agrelo. Teti no cambió de fórmula y volvió a luchar por la consagración en el Turismo Nacional tras un destacadísimo año, dando a su vez el salto al TC Pista con Torino, formando parte de la segunda categoría de la ACTC.
En Turismo Nacional Clase 2 corrió Diego Casais, sobrino de Edgardo quien pasó por el TN entre 2006 y 2011, acelerando el Peugeot 208 que mostró un importante salto de calidad con la preparación del JT Racing en Lobería.
La ciudad también tuvo destacada presencia en Turismo Pista con Esteban Casais y Franco Villabrille en Clase 3, Carlos Blanc en Clase 2, mientras que Miguel Cangelaro, Ignacio Rodríguez y Gastón Crova competieron en Clase 1. Y fue justamente en esta última divisional donde Lobería sumó otro campeón argentino.
Integrando una familia con tradición fierrera, Miguel Cangelaro se formó desde pequeño al lado de los vehículos de competición, viendo el trabajo de su papá y sus hermanos sobre autos y motores del competitivo automovilismo zonal.
En este 2023 que se está yendo fue contundente y lo terminó cerrando con el campeonato de Clase 1. «Es un sueño hecho realidad. Trabajé mucho como mecánico desde mis inicios, y ahora estar arriba y en tan poco tiempo lograr un título es una tarea súper realizada, estoy feliz de la vida. Y muy agradecido a la gente de Lobería que siempre me dio una mano y me sigue, estoy contento y orgulloso de representar a mi pueblo», expresó Cangelaro.
En las Pick Up también Lobería tuvo sus pilotos. Gonzalo Montenegro con el equipo Giavedoni Sport y Jerónimo Teti durante algunas competencias de TC Pista Pick Up. Mientras que la nómina de 11 pilotos compitiendo a nivel nacional la completó Juan Pedro Arano, de 17 años, quien debutó en la Fórmula 3 Metropolitana junto al equipo de la familia Satorra, sobre un monoposto armado en Lobería. Con excelentes antecedentes en el karting, el jovencito incursionó en la categoría a lo largo de todo el campeonato, sumando valiosa experiencia para 2024.
Así Lobería volvió a tener un auto de Fórmula, como en la década del 70, cuando Oscar Castellano compitió en Fórmula 2 Nacional con el auto armado en el viejo taller de Tamangueyú. Posteriormente por la Fórmula Renault pasaron Mariano Altuna y Jonatan Castellano, mientras que Gonzalo Montenegro llegó a competir en Fórmula 3 Metropolitana, donde ahora Arano puso en marcha su sueño.
Mientras tanto Lobería sigue viviendo cada fin de semana de forma particular, con ruido de motores, con la esperanza que sus pilotos brillen una vez más en el automovilismo nacional. Se fue el 2023 y van por más en 2024.