Por el profesor Alberto Juárez
En muchas disciplinas del deporte, hay profesionales en la búsqueda de talentos. La llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1, hace pensar que puede haber algo de ello. Muy pocas veces en la historia de la categoría, se registran pilotos que hayan llegado con tan poca estadística de performance y reducido presupuesto, aunque ahora éste se haya potenciado con capitales privados argentinos.
Además del talento conductivo natural y la capacidad asimilada, Franco demuestra tremenda tranquilidad e inteligencia para resolver situaciones difíciles. Desde muy pequeño llamó la atención en el karting por poseer la virtud de ser muy preciso e inteligente en las maniobras.
Los dos triunfos de FIA Fórmula 3 en Monza: el de 2022 de punta a punta en uno de los tres circuitos más rápidos de los calendarios internacionales sin usar DRS, sobre Oliver Bearman (hoy en el equipo Haas) es para el recuerdo; y en 2023 administrando magistralmente los neumáticos se impuso a Gabriel Bortoleto, último campeón de FIA Fórmula 2 y quien debutará este año con Sauber – Audi en F1.
En Imola ’24 ganó el Sprint de FIA F2 superando por afuera a Paul Aron (con quien compartirá el equipo Alpine) en la última vuelta y en el tránsito de la chicana de Tamburello, con los autos llegando casi al roce y el argentino traccionando mejor que el estonio. Lo hecho en F1 hasta el Sprint de Brasil asombró a propios y extraños. Hubo maniobras de defensa y ataque propia de buenos y experimentados pilotos, reconocido incluso por ellos como lo fue con Fernando Alonso, Sergio «Checo» Pérez, Lewis Hamilton, Pierre Gasly y Liam Lawson, entre tantos.
El análisis de parciales previo a la clasificación, demuestra cómo busca el mejor registro de mínima en curva hasta que pueda transitarla casi sin actuar sobre freno y acelerador, y acelerar antes en lo derecho para lograr su mejor velocidad de punta.
Sabe cómo interpretar el neumático en el momento de frenado y en la transferencia de cargas durante el sinuoso. La cámara de a bordo que brindó la TV en las últimas carreras hizo recordar al estilo que uno lo vio en las épocas del karting. Además de suaves, son cortos los movimientos de volante; ello aumenta kilómetros de eficiencia del neumático.
El décimo puesto en Austin (partiendo desde el 15°lugar de la grilla) gestionando el compuesto duro que él sugirió, cómo así los prolongados stint que con ese caucho produce y aporta a las estrategias, es muy valorado por los equipos. Y para destacar, la estadística lo tiene en el podio de la mayor velocidad de punta por los más de 396 km/h que alcanzó en Las Vegas.
La posibilidad de la comparación que la TV permitió con la cámara de a bordo de Max Verstappen, ratifica la razón de los buenos momentos de Franco en las nueve carreras; los que no lo fueron, seguramente servirán cómo experiencia para enmendarlos, como los deslices post Brasil.
Los mini parciales en los sectores, los registros de éstos con velocidades incluidas, la vuelta ideal con los mejores, las mayores velocidades de punta -todos de sensores oficiales- más la yapa de cámara de a bordo, permiten el análisis para fundamentar mi opinión: el futuro de Franco es promisorio… porque es un distinto, porque demostró que puede manejar un auto de Fórmula 1 y porque merece seguir en la elite de la categoría más importante del mundo.