Los golpes de escena en materia deportiva pasaron a ser anecdóticos, incluido el fuerte accidente de Marcus Gronholm con el Peugeot 307 cuando lideraba el 24° Rally Argentina en julio de 2004. Mientras los rumores hablaban de un posible cierre de la campaña deportiva de Carlos Sainz en el Rally Mundial, su constante protagonismo le entregó una alegría más. Con el bellísimo Citroën Xsara WRC, el español consiguió la victoria en una tierra donde es considerado prócer de los derrapes, navegado por Marc Martí en la cita que se desarrolló en los valles de Córdoba hace 20 años.
Aquél 26° triunfo en el WRC hizo que superara al británico Colin McRae en la estadística y se quedara con el primer puesto de la historia, hasta el momento. Es decir, se convirtió en el máximo ganador del Rally Mundial al término de la competencia en Argentina 2004. Por supuesto, las carreras siguieron y ese número fue superado por el propio Gronholm, quien terminó su carrera con 30 celebraciones, como también Sebastien Ogier (60) y Sebastien Loeb (80).
Sainz – Martí a bordo Argentina 2004
Su satisfacción fue demostrase a sí mismo la vigencia al llevar entonces dos décadas corriendo, pugnando por triunfos y campeonatos. En 2005 solo participaría en dos pruebas, una de ellas con podio, mientras su compañero de equipo Loeb comenzaba su reinado. Tras ello, Carlos firmó con VW Motorsport para el Rally Dakar 2006 y cambió el eje de su carrera deportiva.
Carlos Sainz – Estadísticas en WRC
- 196 Largadas en WRC (Desde Portugal ’87 hasta Acrópolis ’05)
- 26 Victorias en WRC (Desde Acrópolis ’90 hasta Argentina ’04)
- 36 veces en 2do lugar y 35 en el 3ro (46 Abandonos)
- 756 Etapas ganadas (frente a 939 de Loeb y 826 Markku Alen)
A su lado, en la butaca derecha, estuvieron Juanjo Lacalle y Antonio Boto en los primeros años de éxitos nacionales e incursión mundialista. Pero de Carlos Sainz se desprende otra figura gigantesca del rally como es Luis Moya, el navegante que eternizó el definitivo «canto» de la hoja de ruta en idioma español. La capacidad de procesar enormes detalles vertidos a una velocidad superior al promedio de otros binomios hizo de ésta una dupla memorable que, de alguna manera, continuó con Marc Martí en los últimos campeonatos de Sainz.
Aunque hayan sido «virales» los episodios de la oveja o el campeonato rifado con el motor fundido y el desesperado «trata de arrancarlo» en sus trémulos labios, Moya ha hipnotizado a una generación que enalteció la labor del navegante de rally.
