Cerca de 300 mil espectadores acompañaron aquella carrera que se disputó en el circuito de 4.045 metros que tenía su punto de largada en el Boulevard Marítimo Peralta Ramos. «De Balcarce llegaron unos 30.000 para alentarme, solo quedó el cura de la iglesia allá«, solía decir Fangio sobre el acompañamiento que tuvo de sus vecinos fierreros.
«Largué en punta y al cabo de varias vueltas, me di cuenta de que también podía quedarme con la carrera si no se rompía el auto. Cuando faltaban unas quince vueltas para terminar tuve una preocupación, porque se me rompió el caño de escape, que quedó colgando. Para evitar que se trabara y rompiera algo abajo del auto, logré desprenderlo con la mano -en marcha- y gané. Eso sí, me quedé sordo por un mes, por el ruido del motor sin el caño de escape«, recordaba el «Chueco», tras lidiar durante buena parte con el italiano Luigi Villoresi (Maserati), quien había largado desde la «pole»
LA TRAGEDIA DE MALUSARDI
Adriano Malusardi era un piloto oriundo del barrio de Barracas, en la ciudad de Buenos Aires. Se había iniciado a los 26 años en las competencias de Fuerza Limitada y Libre, sobre fines de la década de 1930. Su figura comienza a sobresalir cuando gana en el circuito mendocino de El Plumerillo, en 1942, y luego en Esperanza (Santa Fe) en 1947 y 1948.
Para la Temporada del ’49 se había inscripto con una flamante Maserati 4CLT, que había adquirido con el dinero de la hipoteca de su casa, pero en Mar del Plata pretendía correr con un Alfa-Romeo 3200. Durante las prácticas del domingo por la mañana pierde el control del auto, motivado -según algunos testigos- para evitar atropellar a un espectador que cruzó adelante suyo.
Esto hizo que sus neumáticos «mordieran» el cordón y realice una serie de trompos, terminando volcando y aplastado por el vehículo que también tomó fuego, pereciendo Malusardi por las heridas, días antes de cumplir los 40 años, el 4 de marzo.
ARGENTINA ERA UN NUEVO MUNDO EN LAS CARRERAS
Nuestro país, entonces, era una interesante plaza para las carreras Grand Prix, ante la Europa que se recuperaba de la nefasta Segunda Guerra Mundial, con varias ciudades que aún se reconstruían y países que volvían a contar con una vida normal en lo social y político. Si bien había competencias, que desde fines de 1945 se fueron realizando, el hecho de viajar hasta Sudamérica era todo un acontecimiento para los pilotos y escuderías que aceptaban la invitación del ACA, a través de las gestiones de Francisco Borgonovo.
Esas competencias les permitió a Fangio y a los pilotos argentinos contar con una buena referencia del nivel de los europeos. Además, sirvió para armar el equipo «Achille Varzi» con el cual, junto a Benedicto Campos y Froilán González, el futuro Quíntuple campeón mundial de F1 compitió en esa misma temporada en Europa.
«Cuando el Automóvil Club Argentino decidió ir a correr a Europa con un equipo me eligieron, junto con Benedicto Campos, y tuve la suerte de poder empezar en las mejores condiciones. El Gobierno también nos ayudó: nos dio a Campos y a mí un pasaporte diplomático y un sueldo de 3000 dólares a cada uno. Hicimos un pozo común y pudimos comprar unsegundo camión para el equipo. Y cuando gané varias carreras seguidas, todo se hizo más fácil«, resaltaba Fangio sobre sus inicios en el automovilismo internacional.
Hoy se recuerda esa victoria de Juan Manuel Fangio con un monumento en el punto de control de la carrera, sobre la avenida Peralta Ramos.