La cancelación del Gran Premio de Emilia Romagna trae consigo grandes complicaciones, aunque la prioridad y la solidaridad está hacia la población que vive momentos de angustia e incertidumbre debido a las lluvias torrenciales y las inundaciones que generan un caos.
En lo deportivo, más allá que parecería inviable que la competencia cancelada en Ímola se recupere este año, también está la necesidad de poder desmontar el paddock instalado en el circuito para poder seguir hacia Montecarlo.
Por estas horas la pista es inaccesible, incluso para los profesionales. El tiempo apremia, aunque todavía hay un margen de cuatro días para esperar que la situación cambie.
En cuanto al futuro de la competencia en el autódromo italiano, lo más probable sería que se realice en 2026. Es decir, se extendería una año más el contrato actual, el que termina en 2025.
«Estoy profundamente entristecido por lo que está sucediendo en Emilia Romagna», comentó el presidente del Automóvil Club de Italia, Angelo Sticchi Damiani. «La cancelación era inevitable ante una situación tan dramática. Dada la complejidad del calendario, es razonable imaginar que la edición de 2023 se celebre en 2026. Pero ahora mismo no es, desde luego, una prioridad».