Por primera vez desde su llegada a la Formula 1, Lewis Hamilton terminó la temporada sin subirse ni una sola vez al escalón más alto del podio, en gran parte gracias a las dificultades que tuvo que atravesar el equipo Mercedes con la nueva generación de monoplazas y que durante medio año los tuvo peleando en la parte media de la grilla.
Y todos esos problemas hacían complicado el trabajo en los boxes y los talleres: ‘El primer gran paso lo dimos en Barcelona, esa fue la primera vez que vimos el potencial del auto. Pero resultó ser como un falso positivo, porque anduvimos bien ahí pero no en los siguientes Grandes Premios, era como si un fantasma estuviera en el auto y volvía’.
‘Pero en Francia tuvimos nuevamente buenas sensaciones y conseguimos el primer doble podio de la temporada. En Austin también logramos mejoras y funcionamos bien. Sabía que podíamos solucionarlo, nunca dudé que lo haríamos aunque en el medio hubo muchos errores y fallos’, reconoció el piloto británico.
Y agregó: ‘Hubo varias oportunidades en las que introducimos mejoras pero que no sirvieron y otras veces que cambiamos algunas maneras de hacer las cosas y tampoco funcionaba. Intentamos todo y fallamos mucho, pero en esos tiempos es que aprendés y crecés’.
‘De eso se trató este año, de fallar, dejar de lado los egos, afianzar las relaciones humanas y fortalecer la comunicación interna. Desde esa perspectiva fue un gran año. Fue un año muy duro para todos, para mi un desafío que no esperaba pero estoy agradecido de eso’, manifestó quien intentará un octavo título de pilotos para ser el líder histórico en ese apartado. ‘Crecí como piloto y como persona en términos de fortaleza interna que en otras temporadas no había tenido’, aseguró en el cierre.
