El debut de Red Bull en el trazado de Sakhir lejos estuvo de ser el ideal. Con el estreno de Max Verstappen llevando el #1 en el frente de su RB-18, debió retirarse a pocos giros del final mientras reclamaba por radio inconvenientes en la dirección, sumado a que empezó a fallar la bomba de combustible, mismo problema que aquejó a Sergio Pérez cuando hizo el trompo iniciando la última vuelta que también forzó su abandono.
Luego de varios días de investigación por parte del equipo, finalmente confirmaron que el problema que aquejó a ambos monoplazas fue el mismo: se generó un vacío en el tanque de combustible que no permitía que los últimos litros llegaran al motor. De esta manera, ambos impulsores se apagaron y ninguno de los dos pudo seguir en carrera, pese a que Verstappen logró llegar a boxes, mientras que el auto de Pérez quedó cruzado a la salida de la primera curva.
En el comunicado oficial expresaron: «Ambos monoplazas sufrieron una falta de presión de combustible el fin de semana pasado. Teníamos la cantidad correcta de combustible, pero un vacío impidió que las bombas lo enviaran al motor. Hemos tomado las medidas necesarias para corregir este problema y no esperamos problemas este fin de semana«.
«No puedo recordar la última vez que nos pasó eso, pero obviamente es nuestra peor pesadilla«, reconoció Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull Racing, respecto a esta situación. Y agregó: «Es muy decepcionante, no solo perder un podio con Max, sino también perder un podio con Checo en la última vuelta«.