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La misteriosa desaparición del Peugeot 405 de Vatanen en 1988

La edición de 1988 del entonces París-Dakar siempre será recordada por haber sido la 1ra sin su creador, pero además por la desaparición del Peugeot 405 T16 del finlandés, que estaba a un paso del bicampeonato.

El 1 de enero de 1988, 603 inscriptos (311 en autos, 183 en motos y 109 en camiones) se preparaban para largar el Paris-Dakar desde Versalles, Francia y los esperaban 12.874 kilómetros por rutas de Francia, Argelia, Níger, Malí, Mauritania y Senegal, en una edición muy particular y sentida, ya que Thierry Sabine, el creador del rally más duro del mundo, había muerto un año antes en un accidente de helicóptero.

Además de la ausencia de Sabine, este París-Dakar de 1988, quedó marcado por su dureza (En la primera etapa abandonaron casi 200 pilotos) y por un hecho casi cinematográfico que dejó a Ari Vatanen sin poder festejar el bicampeonato (Fue campeón en su debut de 1987) por la extraña desaparición de su Peugeot 405 T16 Grand Raid a poco del final y cuando acumulaba más de dos horas de ventaja sobre su compañero Juha Kankkunen (Peugeot 205 T16)

Vatanen dominaba con autoridad sobre las dunas con el auto que le brindaba el Peugeot Talbot Sport que finalmente se quedaría con el título, pero no a manos de Vatanen, sino de otro finlandés: Kankkunen, quien debutó en el Dakar días después de haberse consagrado en el Rally Mundial.

LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN

Llegó el 18 de enero y la caravana del París-Dakar descansaba en Bamako, capital de Malí. René Metge volvía al vivac y vio el 405 de Vatanen atravesando un puente sobre el río Níger. Algo que parecía normal, ya que los mecánicos acostumbraban probar los autos durante el descanso. Pero el rumor comenzó a sonar en el campamento: “Robaron el auto de Vatanen”. Jean Todt era por aquel entonces el máximo responsable de Peugeot Talbot Sport y recibió una llamada en la que, según contó, “una voz europea” pedía rescate por el coche, unos 25 millones de francos, algo así como 100.000 dólares.

Todo el vivac quedó alborotado con la situación, aunque muchos especularon con un posible autoboicot, ante la idea de que no se supone tan fácil arrancar un auto de ese tipo sin conocimiento. Algunos se atrevieron a decir que el motor del auto no estaba para continuar y como no estaba permitido sustituirlo, aprovecharon la noche para llevar el auto hasta un descampado y allí poder colocar otro impulsor mientras todos dormían.

A pesar de lo sucedido, el Dakar continuó con la siguiente etapa, aunque el auto con dorsal 204 del líder no fue de la partida. El Peugeot 405 T16 apareció en un descampado a dos kilómetros de la zona en donde se largó la etapa. Tenía combustible y estaba en condiciones de seguir, pero Peugeot decidió no participar, lo que dejó la victoria en manos de Kankkunen.

Peugeot diría que el coche fue robado por la mafia de Bamako y como el ladrón no conocía el funcionamiento del coche, lo abandonó en un descampado dos kilómetros después, ya que la persona no habría activado las dos bombas inyectoras necesarias para que actúe el motor. Vatanen reafirmó esta versión de los hechos y añadió que nunca habría permitido el autoboicot, aunque todavía hoy sigue siendo un misterio lo que pasó.

 

Vatanen, Peterhansel y el récord

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