Un revés de emociones debió transitar Mariano Werner este fin de semana en su trayectoria deportiva, más precisamente en el mundo del Turismo Carretera. Al igual que la gran mayoría de los integrantes de la Copa de Oro, el entrerriano decidió ir a probar al Roberto Mouras de La Plata en pos de despejar dudas de cara a la recta final del torneo. Sin embargo, el miércoles, la jornada de ensayos se vería trunca debido a la rotura de motor.
«Cuando llega el agua al cuello es cuando se ve realmente el trabajo y potencial del equipo», decía el campeón en la mañana del domingo por Radio Continental previo a largar su serie y horas después de haber logrado la pole en el Rosendo Hernández.
Y vaya que su equipo lo demostró. El entrerriano no le dio ninguna chance a José Manuel Urcera al momento de la largada y vuelta a vuelta comenzó a tejer su vigésimo halago en la Máxima, pese al auto de seguridad sobre el final y la tenue – pero molesta – garúa sobre el trazado puntano.
En el inicio de la Copa de Oro, Werner se sacó la mochila del triunfo obligatorio y de paso le dio una bocanada de aire a Ford, que recién ayer sumo la segunda del año (De Benedictis ganó en la apertura) y ya sabe que el actual monarca está más vivo que nunca para retener la corona.
