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Mónaco ’82: La definición con mayor suspenso de un Gran Premio

Pocas competencias en el principado, y en la historia del Campeonato Mundial de F1, tienen una definición tan frenética como aquella 40ª edición de la carrera en las calles monegascas.
Patrese ganó en Mónaco '82

¿Lo habrá escrito Alfred Hitchcock? Seguramente. De ser así, el maestro del suspenso presentó un libreto a su medida con el aditamento de hacerlo nada menos que en una carrera de Fórmula 1 y, como en la película “Para atrapar al ladrón” con Cary Grant y la princesa Grace Kelly, se le ocurrió hacer su avant premiere en el glamoroso Gran Premio de Mónaco, por si fuera poco, estrenándolo el 23 de mayo de 1982. 

Pocas competencias en el principado, y en la historia del Campeonato Mundial de F1, tienen una definición tan frenética como aquella 40ª edición de la carrera en las calles monegascas, que tuvo cuatro líderes, y un sexteto de potenciales ganadores que pretendían emular en el podio junto al Príncipe Rainiero y su esposa, al vencedor de 1981, Gilles Villeneuve, quien dos semanas antes había perdido la vida en Bélgica.

En dicho evento, se inscribieron 31 participantes, para tomar parte de los 20 que entonces estaban habilitados a largar la competencia en el circuito de 3.312 metros. La pole quedó en poder de René Arnoux, con el Renault turbo, quien lograba una ventaja de medio segundo sobre el italiano Riccardo Patrese, a bordo del Brabham BT49D Cosworth, opción que elegía para esta fecha en lugar del BT50 con motor BMW turbo, a diferencia de su compañero, el campeón mundial Nelson Piquet, que largaba desde la 13ª ubicación.

Bruno Giacomelli (Alfa Romeo) y Alain Prost (Renault), se clasificaban 3º y 4º respectivamente, superando a la Ferrari de Didier Pironi y al Williams de Keke Rosberg, en las primeras filas. Al ponerse en marcha el GP en Montecarlo, Giacomelli y Prost se encolumnaron detrás de Arnoux y daban cuenta de Patrese; al cumplirse el cuarto giro, los Renault ya marcaban el “1-2” en carrera, y Giacomelli desertaba, con la transmisión dañada.

Tras 14 vueltas, una pérdida de adherencia del auto de Arnoux en las curvas de las piscinas provoca un trompo y el motor del Renault se apaga definitivamente; su compañero Prost toma el comando y sostiene un fuerte ritmo durante sesenta vueltas, con el objetivo de sumar un nuevo triunfo en el año (había ganado en Sudáfrica y Brasil). Hacia la victoria iba, pero una garúa en la zona del Casino y Mirabeau comienza a poner una cuota de incertidumbre en los pilotos y equipos.

Con el transcurrir de las vueltas, la lluvia se acentúa y al cumplirse el 74º giro, Prost pierde el control de su Renault y en la recta del puerto, entre la chicana y Tabac, impacta violentamente contra el guardrail, rompe el sector frontal, pierde una rueda y debe abandonar, con una leve lesión en uno de sus pies.

«No sabía que había ganado el GP. En la vuelta final, todo el mundo ondeaba banderas y demás, mientras yo pensaba que lo había tirado todo. No tenía prisa por llegar al podio, porque en la sesión informativa dijeron que solo el auto ganador debería detenerse frente a él. Alguien se me acercó y comenzó a gritar: ‘Ganaste, ganaste’. Entonces finalmente me di cuenta…”

Riccardo Patrese

Patrese, que como el resto de los que siguen en pista calzaba en su Brabham con neumáticos lisos, intenta mantenerse firme en la vanguardia, pero en el giro siguiente al intentar frenar en la horquilla de Loews (antes curva de la estación) hace aquaplaning, se monta en el cordón interno y queda a contramano de la carrera; los auxiliares intentan retirarlo del sector a uno más seguro, pero al empujarlo toma impulso por el terreno empinado y vuelve a la competencia, aunque detrás de Pironi y De Cesaris…

Se les marca la última vuelta. Pironi y su Ferrari (que se dañó en la trompa al rozarse con otro participante) recorren los tres kilómetros finales, con los franceses levantando sus brazos para saludarlo anticipadamente, pero al ingresar al túnel merma su velocidad y se detiene del lado interno, sin combustible… De Césaris tampoco puede seguirlo, o más bien sí: también se queda detenido sin nafta y en la curva del Casino. 

«Cada vez que ganas en Montecarlo hay una muy buena fiesta, y ese año fue aún más especial porque fue la última vez que la princesa Grace estuvo allí: murió en octubre de ese año. Yo era bastante joven y todavía un poco tímido. Ella fue realmente muy amable y agradable conmigo, y trataron de hacerme sentir cómoda en esa situación».

Riccardo Patrese
Patrese ganó en Mónaco '82

Patrese, que tenía todo perdido se los encuentra al costado de la pista y con algunas maniobras para evitar deslices de último momento recibe la bandera de cuadros y resulta por primera vez el afortunado ganador en esta ruleta monegasca, en un final frenético y con una cuota de incertidumbre para quienes lo seguían en el histórico circuito o por TV, y dándole a la escuadra fundada por Jack Brabham su segundo halago, como lo había hecho Dennis Hulme en 1967.

El italiano, quien entonces cumplía su 73º competencia en F1, festejaba en el podio junto a Pironi y De Césaris, además de Elio De Angelis (Lotus), y los integrantes de la familia Rainiero, iniciando así la ceremonia con los tres integrantes, cuando hasta 1981 solo estaba reservado para el ganador.

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