Un nuevo léxico se sumó al lenguaje técnico de los ingenieros de Fórmula 1: «Porpoising», que al ser traducido significa «marsopear», derivado de la marsopa (una de las especie de cetáceo) y que provocó una serie de rebotes en los nuevos coches, durante las pruebas desarrolladas en Barcelona.
Para una mejor comprensión sobre qué y cómo se provoca esta acción inesperada en los F1, el profesor Alberto Juárez analiza y explica a los seguidores de Campeones sobre cómo se genera y qué consecuencias tiene este efecto que ha puesto a trabajar a los ingenieros y diseñadores para intentar erradicarlo cuando se vuelva a probar en Bahrein, en quince días.
«El ‘porpoising’ es una variación brusca del efecto suelo. Eso lo evitaban las ‘pollerítas’ en la época anterior, y se produce cuando hay una variación brusca de la altura del piso del auto e ingresa por el lateral un flujo de aire debido a la depresión (vacío) que genera el efecto suelo«, indica el Prof. Juárez, haciendo referencia a la etapa de los F1 de fines de los años setenta, cuando el revolucionario Lotus 79 innovó con los «Wing Car» (Auto Ala) y «encajonó» el flujo de aire por debajo del chasis con las faldillas en los pontones.
«Ese desequilibrio de la carga es lo que provoca el movimiento vertical que debe absorber la suspensión y compromete la estabilidad del auto. Cuando el ala que genera el efecto suelo estaba en el sector de salida del piso, que hizo utilizar caja de velocidades transversal, obligó a colocar además de las aletas de los extremos, varias más para sectorizar los volúmenes y minimizar esa variación brusca del vacío«, explica sobre cómo se genera el efecto.
Ahora, el nuevo desafío se concentra en la Fórmula 1 y por ello ya se trabaja en las mesas de diseño, en las computadoras, en los simuladores y túneles de viento, en donde se inició otra carrera: encontrar la solución y evitar las peligrosas desestabilizaciones vistas en la pista de Montmeló, pero sin afectar en otras áreas que permita mantener la performance.