«Soy un agradecido del automovilismo. Nunca lo dejé porque siempre espero estar arriba de un auto de carreras, hasta el último día de mi vida, y porque lo vivo de una forma muy intensa«, expresó Wálter Antonio Hernández en la entrevista que se le realizó en el programa «El Arranque» (martes a viernes 11:00 horas por Campeones Media).
El contacto se motivó por el recuerdo de la sexta y última en Turismo Carretera, el 17 de abril de 1994 en el autódromo de Río Cuarto con el Ford del equipo de Jorge Trepat, Omar Wilke (motor) y Héctor Giambrone (chasis), grupo con el que conquistó el título de en 1993. «Fue un equipo que se formó y maduró, después de un comienzo difícil«, evocó sobre el equipo Trepat.
«Iba con mi papá a ver las carreras en ruta para seguir a Roberto Mouras, y siempre soñé que podría lograr ser campeón de Turismo Carretera«, recordó sobre cómo proyectaba su futuro de piloto en la categoría más popular del automovilismo argentino.
Con respecto al trazado cordobés, dijo: «El autódromo de Río Cuarto siempre me trajo alegrías, y en el que uno se siente a gusto como en Balcarce, El Zonda, 9 de Julio, que son circuitos muy rápidos y lindos para manejar«.
En su charla, Hernández se refirió sobre aquella temporada de 1994, en donde no pudo repetir el título por haber decidido no continuar corriendo en los circuitos semipermanente tras el fatal accidente de Osvaldo Morresi en La Plata (27/03/94) y que le valió además una suspensión de una (1) fecha.
«Durante esos años hermosos en donde los disfruté y la vida me enseñó mucho, especialmente a perder, porque esto sucede más veces que las que se ganan. Eso hace que uno afronte desafíos nuevos«, indicó sobre el año que terminó subcampeón de Eduardo Ramos, a 9,5 puntos.
«Morresi me enseño todos los secretos para hacer las pruebas en la ruta con el Ford, fue conmigo a las ‘tiradas’ todo un día e hicimos una amistad. Él se mató adelante mío y no tuvo ningún tipo de defensa para salvarse. Y cuando pasó el accidente llegué a los boxes y decidí no correr más (en la ruta), porque habíamos quedado varios pilotos en no hacerlo en ruta, y después cuando se hicieron otras carreras fui el único que no fui«, sostuvo.
Hernández explicó que esta decisión personal fue para «dejar un legado«, afectando eso su trayectoria deportiva. «Hoy lo volvería a hacer y de la misma forma. A veces, alguien quiere apagar un fuego y lo enciende más. Hoy soy más famoso por no haber corrido entonces que por haber ganado un campeonato. Soy decisiones y huellas que uno marca por como fue criado«, resaltó.
«Hubo triunfos especiales, pero cada vez que ganaba una carrera o estaba en el podio le agradecía a mi padre: ‘Muchas gracias por esta alegría que me estás dando y poder compartirlo con todo el equipo«, señaló el representante de Comandante Nicanor Otamendi, localidad ubicada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Su vínculo con el mundo motor se mantiene como desde el primer día. «Todos los fines de semana miro y estoy atento a las clasificaciones y las carreras. Me siento reconfortado. Uno extraña, pero disfruto que me reconozcan, como puede ser con un auto de colección y tenerlo en un riconcito, ¡eso es un reconocimiento!«, admitió.
«Es lindo sentirlo. El que me diga que no le gusta, no le puedo creer. A mi sí me gusta y es lindo decirlo porque son ejemplos que uno deja en la vida, que es uno lo que uno fue sembrando y va cosechando«, manifestó.
Hernández sostuvo que continúa hablando con quienes estuvieron ligados a su campaña en diferentes etapas de su campaña, como Tulio Crespi, Guillermo Maldonado, Héctor Pérez, Oreste Berta hijo, Ulises Armellini, Rody Agut, entre tantos.
«Nada es casualidad en la vida, todo es causalidad. El automovilismo, para mí, no fue una paso más en vida sino que es una caminata que todavía la sigo. Porque hubo un nacimiento, un crecimiento y estoy madurándolo hasta el último día de mi vida«, destacó Hernández.
