Desde que comenzó la Copa de Oro del Turismo Carretera se pusieron en juego 94 unidades. Mariano Werner se quedó con 92 de ellas merced al puntaje perfecto en San Luis y la ‘casi’ repetición en Comodoro Rivadavia, donde sólo se le escapó la Clasificación del sábado. Por eso es que el entrerriano califica a su Ford como un ‘arma letal‘ entregada por el equipo para su uso en el momento indicado.
«Hay que aparecer en el momento justo pero es gracias al auto»
El traspié de Agustín Canapino (Chevrolet) hace unas semanas en el ‘Rosendo Hérnández’ colaboró, pero este resultado de Werner en la continuidad del play off lo coloca como escolta del arrecifeño en la lucha por el título. Mariano se ubica ahora a 5,5 puntos de Agustín en la Copa de Oro, diluyendo gran parte de la renta que el de Chevrolet había ganado en la primera parte del calendario con puntos bonus por tres victorias y ganar la Etapa Regular.
Nombró a Marcos Laborda por su tarea en el concepto del auto que estrenó hace pocas carreras y a Rody Agut por las tareas en el motor. «Estoy agradecido a ellos, a los mecánicos y todo el Fadel Racing porque me entregaron un arma letal«, dijo Werner.
La tensión que se generó en el ambiente con el ingreso de un Pace Car a cinco giros de terminar la carrera del domingo, tampoco le afectó al paranaense. Su confianza estaba en alza tras lo hecho en las largadas originales de Serie y Final junto a otros rivales. «Siempre un Pace Car causa nerviosismo pero sabía que había podido largar bien con Matías (Rossi), con Agustín (Canapino) y tenía que hacerlo igual«, explicó al bajar del auto.
Fue entonces cuando reseñó que la preparación del Ford para que se luzca plenamente en la etapa de definición es lo importante. Ya sin kilogramos extra por victorias y rendimiento neto para todos, Werner mostró que es serio candidato a extender un dominio en la más popular categoría.
«Hay que aparecer en el momento justo pero es gracias al auto«, insistió quien obtuvo nueve de los 21 triunfos que acumula en el TC en instancia de Copa de Oro.
El relato de Jorge Legnani y el equipo Campeones:
