Apenas terminada la carrera sabatina de Imola, el Automóvil Club Italiano informó que se hizo lugar al reclamo del equipo Aikoa Racing por la penalización de cinco segundos que los comisarios deportivos lo habían sancionado a Franco Girolami en Monza, y de esta manera quedó desestimada la sanción y con ello el cordobés recuperó los 40 puntos del triunfo que le permitieron no solo sumar su tercer triunfo del año, sino que además el título de campeón de la serie italiana, al contar con una ventaja suficiente -e indescontable- sobre sus rivales Niels Langeveld (el campeón saliente) y Aurelien Comte.
Con esta confirmación y reválida de su victoria en la pista del Autódromo Nazionale de Monza, Girolami celebró su segunda corona en Europa, extendiendo sus dominios en las series TCR al ganar el año pasado el título continental y ahora el italiano, el cual que quedó asegurado en la pista de “Enzo y Dino Ferrari” con el segundo puesto de la competencia inicial que ganó Marco Butti.
Coincidentemente, este festejo del cordobés ocurrió un 28 de octubre, la misma fecha en la cual en 1951 Juan Manuel Fangio conseguía el primero de sus cinco títulos mundiales de Fórmula 1, en el circuito de Pedralbes (España), con Alfa Romeo.