Son días de expectativas y emociones. No solo para Agustín Canapino, quien consiguió en su primera experiencia clasificar para correr en las 500 millas de Indianapolis, la legendaria competencia de velocidad y que concentra a más de 400 mil espectadores anualmente en el circuito de 2,5 millas (4.023 metros) construído en 1909 y que desde 1911 alberga a esta prueba.
Como ya se informó, el arrecifeño junto al equipo de Ricardo Juncos ya consiguieron conformar el primer paso del «sueño americano» ingresando de manera directa y sin contratiempos con el Dallara Honda de Juncos – Hollinger Racing para ser parte de los 33 habilitados para largar desde la 26ª posición (fue reordenado ante el accidente Stefan Wilson) el domingo a partir de la hora 13:30 de nuestro país.
Una vez cumplido ese objetivo, el propio Canapino se propuso alcanzar el siguiente, tal como lo admitió el fin de semana en Campeones, por AM590 Continental, al repasar sus sensaciones por este especial momento suyo en lo deportivo: «Ya no vamos a salir a intentar terminar sino a correrla. Nuestro objetivo es completar las 200 vueltas y llegar a la bandera de cuadros«.
RIGANTI CON LA «POLENTA» DE UN CHRYSLER, Y JUNTO A GAUDINO
De hacerlo, Agustín Canapino y Ricado Juncos podrían igualar lo hecho el martes 30 de mayo de 1933 por Raúl Luis Riganti, hasta ahora junto a Juan Gaudino (quien lo reemplazó durante 38 vueltas) son los argentinos en Indy500 que pudieron festejar tras ver la bandera de cuadros, y luego de cumplir el total de las 200 vueltas en 5h21m44s13/100, con el Chrysler «Golden Seal» (Sello de Oro en la traducción pero en nuestro país le decían «Flecha de Plata») a bordo del cual se clasificó 14º tras largar 27º a ¡33m43s38! del Miller ganador con Louis Meyer.
Las 500 millas de Indianapolis se disputaba cada 30 de mayo (entre 1911 y 1970), por el feriado en Estados Unidos con motivo de el Día de los Caídos (Memorial Day), primero por aquellos que fallecieron en la Guerra de Secesión (1861 – 1865) y luego se extendió por quienes perdieron la vida en la I Guerra Mundial.
Cabe señalar que «Polenta» (quien ya había corrido en 1923 con el equipo Bugatti junto Martín de Álzaga de Unzué y luego lo hizo en 1940 con una Maserati) fue asistido en la edición de 1933 durante los giros 125º y 166º por Gaudino, piloto nacido en Turín (Italia) y con quien había ya realizado otra experiencia un año antes en Brickyard, sin poder completar la carrerar al desertar también con un Chrysler.
Riganti y Gaudino son los únicos representantes argentinos que pudieron alcanzar la bandera de cuadros en las 107 ediciones de las 500 millas de Indianapolis, y además cobrar premios por esas participaciones, recibiendo en total una suma superior a U$S 1.500.- (dólares mil quinientos) de la época.
«He cumplido con mis propósitos. El coche respondió a la ruda prueba. El año próximo volveremos, pero con un auto más veloz con el cual esperamos lograr una clasificación brillante«, declaró Riganti al terminar la carrera y tras ser recibido por un emocionado y feliz Gaudino, quien celebró esa hazaña, coincidiendo con su compañero sobre el frustrado retorno para la edición del año ’34, y que buscan emular Canapino y Juncos, intentando llegar el próximo domingo 28 de mayo.