Quedan pocos días para que se pongan en marcha las 500 Millas de Indianápolis y, directamente desde Indiana, el equipo Campeones conversó con Ricardo «Cai» Juncos, papá del propietario del Juncos Hollinger Racing. La estructura tendrá dos Chevrolet-Dallara corriendo, con Romain Grosjean en la unidad N° 77 y el argentino Agustín Canapino en la N° 78.
«Toda gran empresa nace con una idea. Pero es largo el camino, hubo sabores, sinsabores, fracasos y éxitos. Pero ‘Ricky’ va, ahora codo a codo con Agustín» señaló «Cai». Y destacó las características que emparentan a su hijo Ricardo con el piloto de Arrecifes. «Son dos obsesivos de lo que hacen. Y no dudan de ellos mismos, eso es muy bueno»
Uno de los «tragos amargos» del sábado fue, sin dudas, la falla en el motor que privó a Agustín Canapino de pasar el primer corte clasificatorio. Canapino había dado dos vueltas con un promedio que lo dejaban entre los mejores tiempos a pocos minutos del cierre. «Fue una frustración tremenda. Primero no sabíamos qué pasaba, la proyección de la computadora nos marcaba en el cuarto lugar, y teníamos la seguridad de que entrábamos entre los mejores diez.» indicó «Cai» Juncos. Luego, vino el problema que complicó a Agustín en su tercer intento de clasificación.
Sin embargo, «Cai» también resaltó que el rendimiento en las dos primeras vueltas de aquel intento los ilusiona para pelear en una carrera larga que permite la recuperación como lo son las Indy500. «Estamos moderadamente confiados» destacó.