El sofocante calor del verano europeo no impidió que más de 200 mil espectadores se instalen a lo largo de los 22.835 metros del desafiante, y atrapante, circuito Nordschleife de Nürburgring aquél 3 de agosto de 1975, para seguir in situ el Gran Premio de Alemania, que tuvo entre sus protagonistas al argentino Carlos Alberto Reutemann conduciendo el inolvidable Brabham BT44-B Cosworth, con el cual alcanzó la victoria que sería la única de dicha temporada, en donde Niki Lauda con Ferrari celebró su primer título del mundo de Fórmula 1.
Precisamente el austríaco había logrado ser el más veloz en el exigente trazado alemán, con 6m58s6 (a 196,383 Km/h.), siendo además el único que bajó la barrera de los siete minutos para la vuelta; Reutemann, en tanto, clasificó décimo a ¡5s4/10! de Lauda y a cuatro segundos de su compañero, el brasileño Carlos Pace (quien ya había ganado con el Brabham en Interlagos). De los 25 habilitados para largar, solo no lo hizo Ian Ashley debido a que se lesionó un tobillo tras despistarse con su Williams en la curva Pflanzgarten, situación ante la cual los pilotos exigieron mejorar las defensas en esa variante ubicada actualmente en el Km.17 del circuito.
Lauda tomó la vanguardia en la partida, y se distanció del francés Patrick Depallier (Tyrrell) que largó cuarto y superó a Pace y a Jody Scheckter (su compañero que tuvo problemas de caja); Reutemann remontó seis posiciones y se colocó detrás de su compañero, y conteniendo al suizo Clay Regazzoni (Ferrari) que sobre mitad de la carrera de 14 vueltas lo superó y se afirmó como escolta de Lauda, haciendo ilusionar a los tifosi con otro «1-2», pero la exigencia de la carrera, algunas piedritas en la pista y el calor incidieron en el consumo de los neumáticos y su degradación con pinchaduras, otorgando una cuota de dramatismo a la definición.
En la novena vuelta se produjo el golpe de escena, ambas Ferrari se retrasaban por las pinchaduras, y Reutemann ascendía a la vanguardia que mantendría hasta alcanzar el triunfo con un manejo cauteloso y controlando el consumo del caucho, regulando la marcha y las diferencias con sus escoltas, el francés Jacques Laffite (Williams) y Lauda, quien pudo recuperar terreno y alcanzar el último lugar del podio alemán, superando al galés Tom Pryce (Shadow) que sufrió una quemadura en su pie por derrame de lubricante en el habitáculo.
Reutemann cruzó la meta y fue recibido con el festejo de los mecánicos del equipo Brabham en la pista, celebrando uno de sus inolvidables triunfos en el campeonato mundial de Fórmula 1, y en una temporada que le era esquiva con este resultado, tras haber alcanzado varios podios (3° en Argentina y Bélgica, y siendo 2° en Sudáfrica y Suecia), que lo proyectaron a ser tercero en el certamen detrás de Lauda y Emerson Fittipaldi (McLaren).
Testigo de aquella victoria, como de las otras 11 (más dos sin puntos) que logró «Lole» fue Carlos Alberto Legnani, quien además era el único periodista argentino acreditado para el GP alemán relatando entonces por la onda de radio Splendid (AM990) y, además, por ese motivo fue contactado por la prestigiosa revista El Gráfico, para utilizar su firma en la nota referente de la carrera.
«Fue una carrera dura para los pilotos (solo llegaron nueve de los 24 que largaron) y consagratoria para Reutemann, que en aquél difícil e intrincado circuito alemán sacaba ‘diploma’ de piloto de punta«, recuerda «Caíto» sobre esta carrera y la labor de Reutemann en el libro biográfico «50 Años de Automovilismo. Una vida entre Campeones» (Editorial Atlántida).