Reconocidas mundialmente con su clásico color rojo, cualquier Ferrari no pasa desapercibida. La tonalidad que adoptó por pertenecerle a Italia, se fue eternizando en las pistas desde hace siete décadas, con el emblema de Il Cavallino Rampante en sus carrocerías, simbolos que rápidamente son reconocidos por sus fieles seguidores.
FANGIO Y FROILÁN TRIUNFAN CON LAS «XENEIZES»
Ese color no siempre fue primordial para los autos de Don Enzo Ferrari. Uno de los primeros en alterar el clásico rojo fue el Automóvil Club Argentino, cuando en 1949 adquirió dos Ferrari 166 F2 y como estilaba la tradición entonces, se las pintó con los colores representantivos de Argentina ante la FIA: base azul, capot amarillo y números rojos.
Recién compradas, Fangio rápidamente se adaptó a sus características y venció en Monza sobre las oficiales y rojas máquinas de Felice Bonetto, Alberto Ascari y Francisco Landi. Luego festejó con esa unidad en 1952 en Brasil (13 de enero en Interlagos y 3 de febrero en Boa Vista), y en las inauguraciones del Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires (9 de marzo) y del trazado uruguayo de Punta Frías, en Piriápolis (23 de marzo).
Con uno de esos autos (chasis corto), y en el circuito de la Costanera que diagramaron junto al balcarceño, en febrero de 1951 José Froilán González ganó en las dos carreras que se desarrollaron el 18 y 24 de dicho mes, en donde batió a los Mercedes-Benz W154 de Fangio y Herman Lang; detrás arribó Oscar Alfredo Gálvez con la otra Ferrari «xeneize».
Este resultado victorioso para el equipo italiano le valió a Froilán forjar sus vínculos con la casa de Maranello, y así extendió su amistad con Ferrari, quien lo contrató como piloto oficial de F1 para luego el 14 de julio de 1951 ganar por primera vez en una carrera del campeonato mundial, en Silverstone.
DOMINIO EN SPA CON TRES ROJOS Y UNO AMARILLO
Una década más tarde, desde la fábrica de Módena, Il Commendatore dio un par de órdenes para tener una de sus máquinas con otra tonalidad. Así, en el Gran Premio de Bélgica inscribió a cuatro autos 156 trompa «Squalo»: el alemán Wolfgan Von Trips, los americanos Phil Hill y Richie Ginther, y el local Oliver Gendebien, quien condujo -a diferencia de los otros- un coche de color amarillo, asignado a su país.
Fue dominio absoluto de la casa italiana en Spa-Francorchamps, con Hill ganando y Von Trips con Ginther escoltándolo en el podio, en tanto que Gendebien arribó cuarto. Salvo Ginther, el resto pudo liderar la carrera; sobre el final del certamen Hill era campeón, tras el accidente que tuvo Von Trips cuando se disputó el GP de Italia.
ENOJO CON TONOS AMERICANOS
La temporada 1964 no había comenzado bien para Scuderia Ferrari. La FIA le negó la homologación del modelo 250LM con el cual pretendía correr el Mundial de Marcas (hoy WEC) porque no llegó a la cantidad mínima exigida de 100 unidades; ofendido, Ferrari amenazó con retirar el color rojo de sus autos en todos los campeonatos, porque entendió que el Automóvil Club Italiano no medió en su favor.
Esta situación se dio justo cuando se definía el campeonato de Fórmula 1, y debían correrse en Estados Unidos y México, con John Surtees y su Ferrari 158 como gran rival del campeón Jim Clark (Lotus) y Graham Hill (BRM). Su enojo por la decisión de la FIA hizo que Ferrari cediera el equipo a Luigi Chinetti, un concesionario americano que importaba a la marca, y se inscribiera bajo la concurrencia de North American Racing Team (NART), y con autos pintados de azul en su base y blanco en el resto de la carrocería.
Watkins Glen (4 de octubre) y México (11 de octubre), tuvo a Surtees llegando en el segundo lugar, detrás de Hill y Dan Gurney (Brabham), con estos resultados y el retraso de Jim Clark y el propio Hill, más el apoyo del italiano Lorenzo Bandini y el mexicano Pedro Rodríguez, «Big John» pudo coronarse campeón mundial de F1, siendo además el único en hacerlo tambien en motociclismo.
2001: HOMENAJE AL 11/S
Los recordados atentados terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001 motivó que la escuadra dirigida por Jean Todt en el GP de Italia disputado cinco días después, las F2001 de Michael Schumacher y Rubens Barrichello se decoraran en su trompa con el color negro, en homenaje a las víctimas de aquél luctuoso suceso.
No importa si es roja, azul, amarilla, blanca o negra. El verdadero color ferrarista está en el alma de cada tifosi que desde cualquier rincón del mundo sigue fielmente apoyando y acompañando el andar de Il Cavallino, en cada pista.